La carne es, sin duda alguna, uno de los principales productos alimenticios consumidos por el ser humano. Sin embargo, con los cada vez más grandes movimientos veganos y el creciente interés por mantener una dieta equilibrada, existe un debate muy común. ¿La carne es realmente necesaria para garantizar una vida saludable y plena? De hecho, esta podría tener más importancia de la que crees.

Se entiende que una ‘dieta equilibrada’ no es solo aquella que contiene todos los alimentos. Se refiere, en realidad, a los hábitos alimenticios que nos brindan todos los nutrientes necesarios para que nuestro organismo pueda funcionar de manera correcta. Por lo tanto, la carne es realmente necesaria en nuestra vida. ¿Pero cuál es su papel en el nivel de salud de las personas? Aquí te lo contamos todo.

La importancia nutricional de la carne para mantener una dieta equilibrada

La carne, sin importar si es de vacuno, cordero, cerdo o ave, es conocida por ser la principal fuente de proteínas del ser humano. Esta también aporta vitaminas y minerales necesarios para el correcto funcionamiento del cuerpo. Según el punto de vista nutricional, su importancia proviene principalmente de su proporción equilibrada de proteínas en todo tipo de carnes.

Estas proteínas son el hogar de importantes aminoácidos esenciales. ¿Sabías que nuestro cuerpo no puede sintetizar estos aminoácidos por cuenta propia? Por lo tanto, la carne se convierte en la principal fuente para conseguirlos. Asimismo, los tipos de carnes proporcionan hierro, vitaminas y minerales, también necesarios para una dieta equilibrada y que no se puede conseguir en otros alimentos.

Consumir de forma moderada también juega un papel importante

Seguramente alguna vez hayas escuchado que todo en exceso es malo. Esto también aplica para el consumo de la carne. Esta es muy saludable, pero según lo que recomienda la Fundación Española de Nutrición, esta solo debe ingerirse con como máximo 3 veces por semana. Después de todo, si queremos conseguir una dieta equilibrada, es necesario comer más que carnes, tal y como lo establece su definición.

Para conseguir una verdadera dieta equilibrada, las carnes deben combinarse con otros víveres con aspectos importantes para el cuerpo. Estos pueden ser alimentos con almidón, frutas, verduras, lácteos y aquellos con altos contenidos de azúcar natural. Con la variedad adecuada de estas fuentes, usted podrá alcanzar un consumo alimenticio saludable.

Las razones para comer carne como principal fuente de proteínas en una dieta equilibrada

Es conocido que las proteínas se pueden obtener de otras fuentes como el huevo, el pescado y los frijoles. Por lo tanto, existe la creencia que con un consumo suficiente de estos tres, se puede compensar el no comer carne en una dieta equilibrada. Sin embargo, existen una serie de razones que demuestran que esto podría no ser una opción tan eficiente, y las comentamos a continuación:

En primer lugar, las carnes aportan al menos un 20 o 30% de las proteínas de una dieta equilibrada. Esta se obtiene principalmente del tejido muscular y contiene un alto valor biológico en comparación con otros alimentos de origen vegetal. Gracias a su composición, nuestro cuerpo puede aprovecharla entre el 25% y 100%, haciéndola una fuente de proteínas más eficiente para una dieta equilibrada.

Asimismo, el hierro aportado por la carne es uno de los más similares al que producimos en nuestro cuerpo. Por lo tanto, es mucho más fácil absorberlo para nuestro organismo, que puede aprovecharlo hasta en un 50%. Teniendo en cuenta todos estos datos, notar la importancia de la carne para una dieta equilibrada es muy fácil. Después de todo, el huevo o el pescado no tienen el mismo valor nutricional.

Por otro lado, la importancia de la carne en una dieta equilibrada también tiene que ver con sus beneficios para el organismo. Es decir, no es solo lo que aporta, sino los resultados de su nutrición. En primer lugar, ofrece vitamina B, la cual es importante para el desarrollo de nuestro cerebro. Además de eso, también contiene la vitamina B12, esencial para proteger el sistema nervioso. Por último, aportan el ácido linoleico, un ácido graso que solo se puede obtener mediante alimentos.